viernes, 15 de septiembre de 2023

La huida de Napoleón Bonaparte

La huida de Napoleón Bonaparte


  En el universo del Ajedrez existe una infinidad de posiciones sobre el tablero; a veces reales, a veces ficticias. Son conocidas como problemas y en ellos se reta a dar Jaque Mate (encerrar al rey enemigo sin posibilidad de fuga) en un número determinado de jugadas o a ganar la partida (este caso es más conocido como estudio o final artístico): algo así como los crucigramas de los aficionados al Ajedrez.

  Los hay sencillos y los hay complejos y largos, y casi nunca con variantes, pues las jugadas son obligadas; de lo contrario, o el rey escapa o se alarga el número de jugadas necesarias, situación que no cumple con el reto propuesto.

  Un Gran Maestro ruso llamado Alexander Petrov (Gran Maestro es todo aquel que ha alcanzado una especie de posdoctorado en el juego ciencia), compuso un famoso problema al que llamó la Huida de Napoleón. Esta composición recrea la fallida invasión de Napoleón a Rusia en 1812 y su retirada.

  En la composición del diagrama el rey negro representa a Napoleón; casilla b1, en Moscú, de donde será expulsado por la caballería enemiga (blanca).

  Al otro extremo del tablero, y sobre la misma fila (horizontal), en h2, el rey blanco (el Zar Alejandro I), y así, sucesivamente […] hasta los dos grandes protagonistas de éste problema, los caballos blancos en e2 y f1, que representan a los cosacos rusos y quienes harán retroceder a Napoleón hasta París, representada por la casilla h8 para darle el Jaque Mate final.

  Pues bien: la coordinación de los caballos es esencial a la hora de dar jaques en este problema, ya que dependemos de la correcta combinación para que se cumpla el mate en 14 jugadas, en referencia a los 14 días que duró este asedio.

  Nota para ajedrecistas: es cierto que en algún momento la dama blanca podría dar un bonito mate en a8, lo que muchos critican al problema presentado por Petrov, pues se sostiene que es un error en la composición y que por tanto habría que recomponerlo, otros afirman que está perfectamente calculado: evidentemente el mariscal Kutuzov pudo haber derrotado a las tropas francesas en la mitad de su recorrido, pero este prefirió que la batalla final se librase lejos del territorio ruso. Debido a esa esto, le permitió a Napoleón y sus tropas cruzar el río Berézina con el fin de seguir hostigándolos hasta su propia frontera.

  En este punto, los caballos blancos han cumplido su cometido. Los temibles cosacos rusos lograron que Napoleón retrocediera de una punta del tablero hacia la otra, acorralándolo en París definitivamente. Pero, si han podido observar, ya no tienen posibilidad de jaque alguno. Entonces, ¿como vence Alejandro I a Napoleón? Pues bien, dejándole paso al mariscal Kutuzov con un bello movimiento de rey a g2 y jaque mate.

  Sin dudas, una elegante manera de demostrar que dentro del tablero de ajedrez también pueden contarse fantásticas historias. El perfecto posicionamiento de las piezas logra que, ante los coordinados jaques con los caballos, el rey negro solo pueda moverse hacia una sola casilla construyendo así un pintoresco camino desde Moscú (b1) hasta París (h8).

  Indudablemente otra notable forma de aprender historia junto a lo que más nos apasiona: un tablero de Ajedrez. 

jueves, 14 de septiembre de 2023

El Ajedrecista y el Tesorero de Dios


Pensamiento Estratégico

  Pensamiento estratégico se entiende como la capacidad de pensar en imágenes del futuro. Un enfoque sistémico permite planificar, predecir, prever nuevas oportunidades y esforzarse por aplicar opciones interesantes.

  En una mañana del mes de junio de 1718, el arzobispo de Canterbury salió en coche de su quinta para ir a Londres, en donde habría de cobrar cierta cantidad. Con las manos blancas y finas, cruzadas entre el vientre, y llena el alma de satisfacción, contemplaba la naturaleza, recreándose con el aire sano de la madrugada. Poco rato hacía que el sol había salido; el cielo purísimo prometía un tiempo excelente para el viajero y el bosque exhalaba perfumes suaves, pues ha de saberse que en aquellos tiempos crecían hermosos abetos en los puntos donde hoy se extienden los suburbios de Londres.

  El único acompañante del arzobispo era un Jockey de unos trece años, pues para poder disfrutar a sus anchas de aquella hermosa mañana, Su Eminencia se había separado de las demás personas de su séquito...

 Todo transcurría muy normal hasta que, al cruzar un recodo del camino, se le ofreció una singular aparición. Extendido en el césped se hallaba un campesino de agradable presencia, tenía la cabeza apoyada en las manos e inclinada sobre un tablero de Ajedrez, en el cual se veía una posición de una partida. La lucha se presentaba en toda actividad, las fuerzas blancas y las negras se hallaban entrelazadas y algunas piezas ya habían desaparecido del tablero. Sin embargo, el jugador estaba solo; o así por lo menos le pareció al arzobispo, quién mandó a detener su carruaje para contemplar aquel juego tan original. Efectivamente, no había nadie que fuese el contrincante de aquel indviduo, el que estaba solo y enfrascado en su juego mirando de vez en cuando hacia el cielo como interrogándole. Movido por la curiosidad, el arzobispo bajó del carruaje y se dirigió al jugador de Ajedrez.

-   ¿Qué hacéis, buen amigo?, le preguntó.

-   Ya lo ve Su Eminencia: juego al Ajedrez.

-   Parece que me conocéis.

-   Si, por cierto, Su Eminencia es el arzobispo de Canterbury.

-   Pero vos estáis solo, ¿dónde está vuestro antagonista?

  A esta pregunta el campesino señaló con la mano al cielo y contesto con seriedad:

-   Mi antagonista es el buen Dios, S. E.

  Al oír esta respuesta el arzobispo no pudo contenerse y soltó una alegre carcajada, pero el jugador sin perturbarse, continuó la partida y sus manos iban de uno al otro lado del tablero, puesto que, como se comprenderá, él movía las piezas del bando con que jugaba el buen Dios.

-   Las pérdidas no os resultarán muy caras; observó al cabo de un buen rato el arzobispo, que contemplaba lleno de compasión al extraño personaje.

-   No lo crea Su Eminencia, repuso rápidamente el joven, Dios es el menos indulgente de los acreedores, pues no me da ni un instante de espera, como podrá convencerse de inmediato, Su Eminencia. Hoy no he jugado bien, mire ahora, Dios ha capturado mi último alfil y no lo puedo remediar. Y para mayor pena ahora avanza con esa maldita Torre que yo no puedo tomar; antes de advertirlo ya me habrá dado jaque mate. Vea usted, ya terminó la partida, mire mi posición, y diciendo estas palabras, sacó del bolsillo una bolsa y entregó dos guineas al arzobispo.

-   Cuando pierdo, continuó el campesino, Dios me envía al momento una persona para cobrarse la ganancia. Ahora la apuesta era de dos guineas; tomadlas y que sean para los pobres.

-   El buen arzobispo debió aceptar las monedas a pesar de sus negativas, acto seguido el jugador recogió sus trebejos y se interno en la espesura del bosque.

-   Ese infeliz está rematadamente loco, pensó mientras se volvía a su coche, y dando la orden de marcha al Jockey llego a la capital sin otro incidente.

-   Al anochecer, cuando se ponía el sol, el distinguido viajero regresaba a su quinta. Al encontrarse en el mismo lugar donde por la mañana había hablado con el extraño ajedrecista, vio que este se encontraba otra vez allí, jugando una partida. El arzobispo no trato de detenerse, a causa de lo avanzado de la hora. Cuando el campesino observó eso, de un salto se levantó y tomando con fuerza a los caballos, hizo detener el coche.

-   Yo espero, exclamó, que Su Eminencia se digne examinar la partida que acabo de concluir en este momento.

-   Mucho lo siento amigo mío, pero es muy tarde y no puedo perder tiempo.

-   Le exijo bajar al momento, dijo con vos ruda aquel hombre, a la vez que abría la portezuela del carruaje.

-   ¿Qué significa ese tono? Preguntó el arzobispo, a punto de encolerizarse, pero se resignó y bajó del coche por temor de exasperar al loco.

-   Ya sabéis que esta mañana perdí, dijo el hombre mientras enseñaba el tablero al arzobispo. Hace ya 14 días que siempre pierdo, pero por fin, hoy me he logrado concentrar y la suerte se ha vuelto a mi favor. Ves, acabo de dar mate al buen Dios.

-   Mucho me alegro, pues Dios no dejara de pagarte.

-   Si, por cierto. Siempre que gano me envía un mensajero que me satisface y paga la apuesta con tanta puntualidad como yo las mías.

-   Ahora nos jugábamos mil guineas que seguro Su Eminencia me las pagará.

  Al oír esto el arzobispo dio un paso atrás.

- Digo la pura verdad, continuó el jugador, además tengo por aquí algunos amigos que podrán confirmar mis palabras.

  En aquellos tiempos las cercanías de Londres no tenían mucha fama de seguridad y no eran raros los contratiempos por el estilo del que ocurría ahora al arzobispo. Este sorprendido, y más irritado quizá por la treta que por la pérdida del dinero, sacó su bolsa y, por temor a los amigos mencionados, la entrego al jugador de ajedrez, diciendo.

- Tomad estas mil cien guineas y reconoced que Dios da siempre a sus criaturas más de lo que promete.

  Y subiendo al coche se alejó rápidamente.

  Desde entonces nunca más pasó por allí el arzobispo sin ir acompañado de numerosa comitiva, pues a pesar de su piedad, no estaba dispuesto a volver a ejercer el cargo de tesorero de Dios en aquella forma de marras.


domingo, 10 de septiembre de 2023

Mas allá de los 64... escaques del Ajedrez

Presentación de la novela corta

  Más allá de los 64... escaques del Ajedrez

Polifonía No. 1. Opus No. 4 en Yo mayor. Allegro, Adagio, Minueto y… Finale.

  Ajedrez, pensamiento complejo y filosofía aplicada

  Lanzamiento, octubre 26 de 2024
Cali, Centro Cultural

 Relato breve para quien quiera curiosear y descubrir ciertas verdades objetivas. Narración que invita a reflexionar en torno a ciertos temas y a su relación como la filosofía, el ajedrez, el pensamiento estratégico y muy especialmente con el pensamiento complejo, axioma que los relaciona.

  Si bien la obra propone y explica, no es un ensayo. Narra una historia como un cuento, sin ser texto narrativo en su totalidad. Argumenta sin persuadir, por tanto, no es un texto argumentativo, puede, sí, ser un texto humanístico y, porqué no, germen para un libreto.

  ¿Qué tienen que ver Simón Bolívar o el artista M.C. Escher con el Ajedrez y el presente relato?

  ¿Estará reservada solo a científicos sociales y filósofos la reflexión sobre las cuestiones fundamentales de la ciencia y la vida?

¿Por qué un museo francés contrata a un investigador privado para vigilar y seguir a un viejo ajedrecista aficionado?

¿Es el Juego Ciencia solo una representación lúdica o alcanza la dimensión de praxis del Pensamiento Complejo?

¿Podrá un setentón, participar en un torneo de Ajedrez, de ranking mundial, y ubicarse en un puesto de privilegio?

Si me viera obligado a aconsejar una hermenéutica (una interpretación), habría que recurrir a la deconstrucción (rama de la filosofía o del método crítico mediante el cual se puede comprobar que el texto puede tener varios significados). Añadiría que el texto no solo consta de la palabra escrita, también se abre a la interpretación subjetiva: como puede suceder con una conferencia, una pintura, la escucha de un concierto o al observar arquitectura, en fin, a las experiencias perceptivas…

El texto revela misterios como el dibujo de M.C. Escher, el desconocido y valioso tablero de Ajedrez de Bolívar en Colombia o la secreta custodia de otras obras de arte de la mayor importancia. Narra el épico comienzo del final de vida de un ajedrecista aficionado. Un personaje (Tino), que tiene —y esconde— historias y pensamientos interesantes por revelar (un outsider), comoquiera que expone no pocas relaciones de la vida y la Filosofía con el Ajedrez a través de claras alegorías y aforismos.

  Se propone, entonces, una hipótesis sobre la relación del Pensamiento Complejo con el Juego Ciencia, mientras que cuestiona algunos paradigmas del mismo juego, de la religión, de la filosofía y de la misma vida. En otras palabras, el texto exhibe algunas verdades (¿) filosóficas presentadas por un librepensador, marginal filósofo y aficionado a los trebejos en una exaltación de la filosofía para la vida (filosofía aplicada a la cotidianidad), a las profesiones y al estudio del juego ciencia.

  No es un manual de Ajedrez ni enseña a jugarlo. Es para todo aquel que le guste reflexionar y/o mover las piezas. Es una lectura alternativa para el disfrute de ajedrecistas y unas reflexiones intelectualmente estimulantes para (filósofos) no académicos.

CARLOS ALBERTO MUÑOZ CORTÉS

aldeaxxi@gmail.com

Cel. +57 3217081906

Colombia

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